Tenochtitlan ¿sustentable? #ConFrijolitos

por Emiliano Detta

Imagen de Krocker Klaus desde Pixabay 


Comparto en estas letras una visión de sustentabilidad para esta ciudad de la que tanto hablan los libros de historia. En esta ciudad no hay resentimientos en contra de los españoles ni los políticos pasados. Aquí la gente no habla de malinchismo ni de neoliberalismo. Vivimos el ahora en armonía con nuestro entorno. 

Nuestras casas están hechas de adobe o madera usando materiales locales en lugar de cemento. En nuestros techos hay un Tlaloc de Isla Urbana para recolectar nuestra agua en vez de traerla por kilómetros desde El Sistema Cutzamala. Nuestros desperdicios no terminarían en el Estado de México o en el Bordo Poniente. Los reutilizaríamos como composta para alimentar nuestras milpas y huertos comunitarios. Vivimos en armonía con los ecosistemas naturales y nuestros alimentos provienen en parte de la agroforestería. En nuestros ecosistemas viven ajolotes, conejos y animales endémicos.  Hay inmensas zonas de conservación que son comunitarias y nuestra gente las proteje y estudia con cuidado. 

Para transportarnos usamos Trajineras que funcionan con electricidad que generamos a partir de energía solar que nos da Huitzilopochtli y que almacenamos en baterías. Si tenemos que pasar por tierra usamos bicicleta que al final nos ayuda a bajar la energía que consumimos en exceso en nuestras comidas. No hay petróleo ni refinerías contaminantes que destruyan nuestros pulmones. El aire es limpio y lo respiramos sin problemas de conciencia. 

Celebramos el día de muertos con nuestros seres queridos en los bosques y lagos de la cuenca. Comemos unos deliciosos tacos de chapulín, setas y demás productos locales. Los materiales que usamos de empaque son biodegradables y se fabrican en nuestras biorefinerías. Al final del día tomamos un pulque hecho de un maguey que nos encontramos en nuestro jardín. Y por la noche a la luz de diodos emisores de luz (LEDs) les leemos a nuestros hijos historias para dormir. 

Tenemos una economía abierta basada en cooperación con los demás. Intercambiamos bienes del exterior con facilidad con nuestros barcos y aviones que funcionan con hidrógeno verde. Producimos mucha de nuestra comida y nuestra energía pero también gozamos de las cosas que el exterior nos puede brindar y exportamos muchas de nuestras riquezas sin asperezas.  

En Tenochtitlan no hay discriminación. El odio, el rencor y la envidia se manejan con terapia. Hay igualdad ante la ley reconociendo que somos diferentes. El desarrollo se mide no tanto por el ingreso de nuestra gente sino por nuestro grado de libertad. A las personas las admiramos por lo que nos enseñan no por sus bienes materiales. 

Esta es la gran Tenochtitlan un lugar de diversidad, respeto y tolerancia donde la ambición no nos nubla la conciencia y las ideas se intercambian con facilidad.  ¿Tu cómo te imaginas que será? 

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